Quien llega a Tarragona buscando sus tesoros romanos —el Anfiteatro, el Circo, las Murallas o el Acueducto de les Ferreres— suele descubrir de repente otro edificio monumental que llama la atención: la CaixaBank Tarraco Arena. Su imponente fachada de ladrillo y piedra, y su tamaño descomunal, despiertan la curiosidad de cualquier viajero que pasea por la ciudad.

Muchos turistas piensan que se trata de un monumento abierto al público, pero en realidad la Tarraco Arena no está abierta a visitas turísticas. El recinto solo puede disfrutarse en el marco de conciertos, congresos o espectáculos culturales. Aun así, son muchos los visitantes que se acercan a contemplarla desde fuera, maravillados por su monumentalidad y por lo que representa: un puente entre la historia y el futuro de Tarragona.

De plaza de toros a motor cultural

La historia de la Tarraco Arena comienza en 1881, cuando el arquitecto Ramon Salas Ricomà, una de las figuras más destacadas de la Tarragona de la época, recibió el encargo de diseñar una plaza de toros. El edificio se levantó en las afueras de la ciudad, sobre el antiguo baluarte de Orleans, en una zona entonces despoblada pero muy bien comunicada gracias al cruce de caminos hacia Reus y Valls.

El permiso municipal llegó en 1883 y, en septiembre, coincidiendo con las fiestas de Santa Tecla, se inauguró la plaza. Con una capacidad inicial de 17.000 espectadores, fue una de las primeras obras del Nuevo Modernismo en Tarragona.

Tras varias etapas, la Diputación de Tarragona adquirió el edificio en 1949.Hoy, tras una profunda transformación, es un recinto moderno y tecnológico, con capacidad para acoger grandes eventos y espectáculos de proyección internacional.

¿Por qué despierta tanta curiosidad entre turistas?

Su arquitectura monumental
Con un diámetro de 94 metros, construida en piedra blanca y ladrillo rojo, la Tarraco Arena impacta incluso a quien solo la contempla desde fuera. Aunque no sea un monumento visitable, muchos viajeros la incluyen en su ruta urbana para admirarla y fotografiarla.

Un espacio vivo, no un edificio estático
Hoy, la Tarraco Arena es un recinto multiusos con capacidad para 10.800 personas. Su cúpula retráctil y su avanzada infraestructura la han convertido en escenario de conciertos internacionales, congresos, espectáculos teatrales y del prestigioso Concurso de Castells, que reúne cada dos años a miles de espectadores.

Un símbolo entre pasado y futuro
La Tarraco Arena conecta la herencia histórica de Tarragona con su presente cultural. Admirarla desde fuera ya es una forma de descubrir esa doble identidad de la ciudad: la que conserva su memoria y la que proyecta futuro.

CaixaBank Tarraco Arena

La CaixaBank Tarraco Arena no es un museo ni un espacio abierto a visitas, pero sí es un icono de Tarragona. Muchos turistas se acercan a ella para admirar su arquitectura y entender cómo esta ciudad Patrimonio de la Humanidad ha sabido reinventar un edificio histórico en un motor cultural del presente.

Contemplar la Tarraco Arena, aunque sea desde fuera, es conectar con la esencia de Tarragona: una ciudad donde el pasado y el futuro dialogan en cada rincón.